Vida Onco-Saludable: Náuseas y Vómitos

Las náuseas y los vómitos son dos de los más comunes y temidos efectos secundarios de los tratamientos anticancerosos.

Prevenir y controlarlos es muy importante, ya que de no hacerlo, pueden producirse diversos trastornos como cambios químicos en el cuerpo, pérdida de apetito, problemas físicos y mentales, desgarros en el esófago y la reapertura de heridas quirúrgicas. A pesar de  que los tratamientos han mejorado continúan siendo efectos secundarios preocupantes, y las náuseas y vómitos incontrolados pueden interferir con la capacidad del paciente de recibir su tratamiento así como de cuidarse a sí mismo.
Ambos son manejados por el sistema nervioso central, y se ha progresado mucho en la comprensión de los mecanismos fisiológicos que los controlan. Para simplificarlo se puede decir que los estímulos, como pueden ser los olores, sabores, movimientos (mareos), irritación del estómago o intestino, ansiedad o los mismos medicamentos que forman parte de la quimioterapia, provocan la aparición de sustancias químicas (los neurotransmisores) que afectan a un “centro del vómito” que se encuentra en la base del cerebro y entonces se producen de manera refleja.



La náusea es una desagradable sensación que se presenta en la parte posterior de la garganta o en el estómago y que se manifiesta a intervalos, y que puede o no resultar en vómito. Éste es la expulsión violenta del contenido del estomago, a través de la boca; y las arcadas son movimientos del estómago y el esófago para vomitar sin que haya expulsión, y se conocen también como "vómito seco".

Las náuseas y los vómitos inducidos por la quimioterapia pueden ser agudos (en las primeras 24 horas), diferidos (vómitos que se producen pasadas 24 horas) y/o anticipatorios. Los vómitos anticipatorios son una respuesta aprendida, lo que significa que se produce en respuesta a un estímulo, la quimioterapia. Con este tipo de náuseas y vómitos, los síntomas suelen producirse después de la exposición inicial a la quimioterapia y antes de tratamientos posteriores.


Estos trastornos, cuando son causados por el tratamiento pueden mejorar o desaparecer con un cambio en la dieta y con potentes medicamentos llamados antieméticos. Durante los últimos años se han desarrollado muchos y mejores medicamentos que bloquean la señal del cerebro que los produce. Como consecuencia del uso generalizado de antieméticos, las náuseas y los vómitos no son tan intensos y no se producen con tanta frecuencia como antes. No siempre los mismos medicamentos funcionan igual en todos los pacientes, puede ser necesario probar más de uno antes de descubrir el que mejor puede aliviar sus molestias. 

No se desanime, continúe trabajando con su médico 
hasta encontrar el que mejor le vaya.


Estos fármacos se pueden usar solos o combinados. Algunos medicamentos duran muy poco tiempo en el cuerpo, y necesitan ser administrados con más frecuencia, mientras que otros no, y para que el control de las náuseas y vómitos sea efectivo, la cantidad de medicamento en la sangre debe mantenerse constante, por lo que es muy importante tomar correctamente la medicación recetada. Se debe informar al médico o enfermera si no se está seguro de cómo tomarlos. También se debe contactar con el equipo médico si se experimenta cualquiera de las siguientes situaciones:

Vómitos que impiden tomar la medicación 
Los antieméticos ayudan a reducir sus náuseas y vómitos, pero no tanto como fuese deseable. Es posible que haya que cambiar la dosis o el doctor puede cambiar a un antiemético diferente.

Los derivados del cannabis (cannabinoides) también actúan supuestamente en las estructuras superiores del SNC para evitar las náuseas y los vómitos; hay varios derivados sintéticos de las substancias psicoactivas presentes en la marihuana cruda, pero ninguno de ellos está comercializado en nuestro país. A causa de las limitaciones sociales y culturales y probablemente de su escasa utilidad en la mayoría de los casos, los cannabinoides no se encuentran entre los agentes que primero se seleccionan para uso clínico, pero pueden ser útiles y aceptados en ciertos pacientes.

La mejor manera de evitar las náuseas y vómitos anticipatorios es tomar antieméticos efectivos para prevenir los síntomas, las técnicas de relajación pueden ayudar mucho a mejorar esta situación. 

El éxito del tratamiento es mayor cuando estos síntomas 
se identifican y tratan a tiempo.



Dr.Francisco Navarro Viana
Médico Cirujano Plástico
Miembro de la Sociedad Española de Oncología Médica-SEOM

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